Herpes Simple
El herpes simple es una infección por un virus que afecta a las mucosas. Existen dos tipos de virus que causan herpes simple: Tipo ] (HSV-l) y tipo 2 (HSV-2). El tipo 1 se asocia más comúnmente con afectación en labios (también se le conoce como herpes labial), mientras que el tipo 2 se asocia con afección genital.
En la gran mayoría de los casos, esta infección suele ser asintomática (no da síntomas). El virus del herpes tiene la capacidad de latencia (quedarse inactivo). La reactivación del virus puede darse por varias situaciones: fiebre, trauma, estrés, menstruación, exposición al sol, etc. La reactivación es más común cuando las defensas andan bajas.
El herpes simple se transmite por contacto directo con la persona infectada, y la inoculación ocurre sobretodo en las superficies mucosas (labios, faringe, conjuntiva, cervix), por medio de grietas microscópicas en la superficie. La transmisión por medio de fomites (objetos de uso personal como toallas o cepillos) es rara, ya que el virus se inactiva con la sequedad y temperatura ambiente.
La infección por el virus del herpes simple tipo 1 puede adquirirse por contacto con saliva infectada. La infección por el virus de herpes simple tipo 2 se puede adquirir por secreciones genitales, y se considera de transmisión sexual, aunque hay casos de infecciones perinatales sobre todo en casos de parto por vía vaginal.
Se estima que más del 80% de las personas mayores de 30 años han estado en contacto con el virus del herpes simple y se encuentran en estado de portador, es decir, aunque no tengan lesiones activas, pueden infectar a personas susceptibles.
Las lesiones del herpes simple son lesiones vesiculares (ampollas pequeñas) que aparecen en el borde de los labios o mucosas. Estas vesículas se pueden romper y provocar una sensación ardorosa o quemante, de ahí que se les conoce también como fuegos o fogazos. Puede haber una sensación de comezón u hormigueo antes de que aparezcan las lesiones.
El curso natural de la enfermedad suele durar de 5 a 7 días, y los síntomas desaparecen alrededor de 2 semanas. Las recurrencias (reactivación del virus) son comunes. En la mayoría de los casos se presentan hasta dos veces por año.
La infección genital muchas veces no da síntomas, por lo que las personas desconocen ser portadores del virus. Cuando se presentan los síntomas, son más severos en las mujeres. Los síntomas que se presentan en las mujeres son dolor de cabeza, fiebre, malestar, dolor al orinar, comezón en el área genital, desecho vaginal, y la presencia de ganglios inflamados. El dolor intenso se debe cuando las vesículas se rompen o ulceran y afectan la vagina, cervix y uretra. En los hombres se presentan las vesículas en el glande, prepucio o cuerpo del pene, en ocasiones en el escroto, muslos y glúteos. Si se afecta la uretra, hay dolor al orinar y desecho uretral. La región perianal puede verse afectada en las personas que practican sexo anal.
El diagnóstico suele ser clínico, pero existen estudios de laboratorio, como la prueba Tzanck (raspado de las lesiones para observar las células bajo el microscopio) y la muestra de sangre, en donde se miden los anticuerpos contra el virus del herpes tipo I y tipo 2 para ver si se ha estado en contacto con el virus.
El tratamiento de la infección por el virus del herpes simple es sintomático. Se dan antivirales para disminuir la replicación viral y la duración de la enfermedad. La dosis y frecuencia dependen de la localización de las lesiones y la historia de recurrencias. Las dosis altas suelen darse para evitar complicaciones como la meningitis y encefalitis (en pacientes con déficit inmunológico). Se tratan además los síntomas como la fiebre y dolor con antiinflamatorios. Las lesiones cutáneas se tratan a base
curaciones diarias, pomadas secantes y antisépticas, asi como antibióticos en caso de presentarse infecciones bacterianas agregadas.
La infección por el virus del herpes simple tipo 2 se puede prevenir utilizando un método de barrera, como el condón en las relaciones sexuales. Sin embargo, puede darse la infección en áreas que no cubre el condón.
En el caso de las mujeres embarazadas, es muy importante descartar una infección por el virus del herpes simple tipo 2, ya que durante el tercer trimestre del embarazo el herpes tiene riesgo de ocasionar prematurez y retraso en el crecimiento fetal. Todo esto se puede evitar dando un tratamiento antiviral a la madre durante el transcurso del embarazo.
Hasta el momento no se cuenta con una cura para la infección del virus del herpes simple. La meta del tratamiento es entonces disminuir los síntomas y evitar complicaciones.